Este verano hemos tenido un pequeño encargo para imprimir de Claudia Bethencourt que desde el principio nos ha hecho volver a disfrutar con nuestra profesión. Es una pequeña tarjeta de boda, pero llena de detalles cuidados y con un resultado realmente especial.
Son tiempos en los que nuestros clientes nos piden buscar los papeles más finos y más económicos y una inmediatez en las entregas, así que un trabajo que desde el principio exige la búsqueda de un papel especial, sin mirar que hay en el almacén, sin preocuparnos en las fechas de entrega, pues nos ha hecho reconfortarnos con nuestro trabajo diario. Los novios querían reflejar bien que era una boda mitad española/mitad inglesa, tradicional, algo barroca pero moderna al mismo tiempo. Claudia tenía claro que quería encontrar una cartulina metalizada en un tono rosa palo y con unos sobres a juego y la vinimos a encontrar, como no, en el amplio catálogo de Fedrigoni.
No la había aquí, no la había en la península y hubo que traerla de Italia, y todo para una cartulina que en verdad no se iba a imprimir. La tarjeta iba impresa en cuatro tintas planas sobre otra cartulina que al final se contracolaba con la cartulina metalizada y el resultado era una sencilla tarjeta llena de pequeños matices que la hacían especial.
Nos ha encantado hacerla porque se sale de lo habitual, hacía mucho que no hacíamos un trabajo en cuatro tintas planas, y mucho más que se usaba un papel especial sólo para contracolarlo con otro y no imprimirlo, pero además, la búsqueda del papel ideal, que no importe la espera por el inconveniente de vivir en unas islas alejadas del continente, nos ha hecho sin duda, disfrutarlo.
Este sábado se casan Luna y Andrew, esperamos que sean muy felices porque nosotros hemos disfrutado haciendo su tarjeta de boda, ¡gracias Claudia!